Aquellos ojos verdes
de mirada serena,
dejaron en mi alma
eterna sed de amar;
anhelos de caricias
de besos y ternuras
de todas las dulzuras
que sabían brindar.
Aquellos ojos verdes
serenos como un lago
en cuyas quietas aguas
un día me miré,
no saben las tristezas
que a mi alma le dejaron
aquellos ojos verdes
que ya nunca besaré.
Recomiendo la versión de Nat King Cole
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